miércoles, agosto 20, 2008

NOSTALGIA


Ahora que me ha dado por subir hartas fotos al Feisbuk, me he puesto un poco nostálgica al encontrarme con ésa que ya no soy ahora. Para empezar ya ni me veo tan joven como antes, simplemente porque ya no lo soy (aunque creo que en el fondo no he perdido mi encanto... jajaja); y por otra parte, ya no tengo ni por asomo el aguante fiestero que tenía antes.
¡Qué esperanzas que en estos tiempos pueda irme de farra a La Santa, la Mutua, el Calavera, el Prana, el Angels, el Mónicas o el Circus y de ahí pasarme feliz de la vida al Lido, para terminar la jornada festiva en el depa de alguna de mis amigas! No... simplemente imposible.
Sin embargo, me emociona el recuerdo de esas arduas jornadas que iniciaban justo al salir de mi trabajo, teniendo como punto de reunión el departamento de Mariana en Niños Héroes o en Morelos... pero al mismo me pone un poco triste.
La verdad extraño mucho aquellos tiempos. Claro que disfruto enormidades lo que tengo ahora (Luis y Alexiel y mis compañeritos de chamba), pero hay tantas anécdotas en el disco duro de mi memoria y en uno que otro archivero de mis adentros, que quisiera repetir por lo menos una vez más... que si las micheladas de litro, las visitas veloces al Américas (plagado de calientes feos y uno que otro guapillo), los jueves en el Lima y el Calavera, los miércoles de martinis, la prolongación festiva en el A dónde, las noches de canciones de Marisela, Belanova y el Bisbal que nos teníamos que fletar como cortesía de Mariana, el caldito de pescado de Chuy en La Mutua, el choquesillo en el seven-eleven que nos auspició unas cervezas, las piedras rompe vidrios, los encuentros con Sergio, las "donitas" en casa de Liliana y miles y millones de cosas más por contar.
Por lo pronto me conformo echando un vistazo a las fotos que cuelga Mariana en el Fesibuk, también del recuerdo, y las que ya he puesto yo.
En unos días más vendrá Pollo, tengo hartas ganas de verla y de pasada echar un vistazo al cajón de los recuerdos. Ojalá estuviera también aquí, manque sea de pasada, el otro Pollo.
Es increíble que después de haber compartido tantas y tantas historias a lado de Mariana y Liliana, hoy ninguna de las dos esté siquiera un poquitín cerca.

viernes, agosto 08, 2008

VACACIONES

Cuando era niña, mis papás nos llevaban con bastante frecuencia al mar. Desde la casa me ponía mi traje de baño para estar lista al llegar al hotel y correr hacia la alberca, y como era tal mi ilusión de llegar a echarme un chapuzón, me la pasaba las horas del mundo preguntando en el coche: "¿ya mero llegamos?" y ante las respuestas de no, me daba por ponerme a contar las casas que había a nuestro paso planeando que en una de ellas podría vivir "Caperucita Roja", en otra "El Lobo" y en la más lejana "La Abuelita"... jajaja.
Además de la alberca, mi papá me prometía llevarme a caminar por las mañanas a orillas del mar. Me gustaba sentir la arena en mis pies y el agua, que iba y venía una y otra vez para refrescarme. Por la mañana, me despertaba tempranito para que mi papá me llevará a ese paseo, sin importar que él estaba de vacaciones y quería descansar un poco más... a fin de cuentas, él lo había prometido y de esa forma, no había marcha atrás.
Siendo más grande el mar dejó de encantarme... sigo disfrutando de la alberca y el mar, como cuando era niña, pero el calor me parece insoportable. Ahora si voy a la playa, deseo pasar la mayor parte del tiempo en la habitación, protegida por el aire acondicionado.
Sin embargo, a pesar de eso, recuerdo con gusto aquellos viajes y tengo un sabor de boca súper agradable... por esa razón quise que Alexiel conociera el mar; durante días lo imaginé jugando en la arena y disfrutando del ir y venir del agua. Eso fue lo que me motivó a buscar hotel y desear mis vacaciones para llevar al hijo a ese paseo playero.
Fue hasta que sentí el maldito calor húmedo del mar y las gotas de sudor deslizarse por mi cara, cuando caí en la cuenta de lo desagradable que me resultan esos rumbos hoy en día; pero al ver a Alexiel disfrutar tanto del mar, sin asustarse siquiera un poquitínm, me hizo ver que valía la pena pasarlo un poco mal por el insufrible calor, siempre y cuando el hijolín disfrutase el paseo.
A continuación, algunos de esos fragmentos que pudimos capturar para guardar toda una etnernidad...


* Los tres en una caseta...



* Alexiel en la arena...













* Alexiel y el mar...