jueves, noviembre 08, 2007

AYER Y HOY



Años atrás, cuando ni siquiera pasaba por mi cabeza el pensamiento de que algún día tendría un hijo, solía salir ocasionalmente con amigas que tenían hijos (Rubi y Fernanda) y me sorprendía que no tuvieran otro tema de conversación más que sus "retoñitos". Bueno, sí había más tema, pero se agotaba pronto y entonces venían pláticas que me parecían poco interesantes acerca de los problemas nocturnos de Betito o lo inquieto que resultó ser Eduardo. Por eso las veía muy de vez en cuando, pues la verdad me parecía un poco aburrido.

El otro día salí con Mare y Rubi (la primera con dos hijos y la segunda con tres) y me sentí súper a gusto, ahora sí estábamos en el mismo canal... Rubi recordó aquellos primeros meses de Betito, cuando se le desarrolló una cosa que llamaron "terror nocturno" y que hacía que el niño llorara mucho, pero sin responder a sus padres cuando estos iban a tranquilizarlo. Como por arte de magia entendí lo dramático de la situación. Y bueno, no es magia, simplemente es que ahora se me ha desarrollado un no sé qué, que evidentemente tiene que ver con la fortuita llegada de Alexiel a mi vida.

Mare contó que Alessandro es bastante inquieto y duerme poco, mientras que Cristian tiene un problema en uno de sus riñones... así que la pobre mujer no ha podido descansar a pata suelta desde hace dos años. Rubi recordó aquel sufrir con su primer hijo, poco habló del segundo, pero se emocionó al extremo al mencionar a Rubicita, aunque lamentó que se parece al papá y no a ella. Yo, como nunca, puse mucha atención. Hice comentarios acerca de lo buen niño que es Alexiel y les enseñé algunas fotos que tengo en el celular.

Hacía mucho tiempo que no me sentía tan a gusto con mis amigas. Después de la charla infantil pasamos a los recuerdos de la universidad, haciendo mención de todos y cada uno de los seres extraños que tuvimos por compañeros y, obviamente, viboreamos un poco a unos y otros.

Me sentí feliz... fue como si volviera a salir con Mariana y Liliana, cuando las tres teníamos mucho qué ver, cuando las tres vivíamos en la misma ciudad. Cuando tomábamos café en el Mondo o en la Estación de Luli... o cuando dejamos el café y empezamos con las chelas aquí, allá y acullá.

Creo que si las dos estuvieran aquí las cosas serían diferentes (o iguales en un sentido poco agradable para mi). Y es que la verdad creo que me encuentro en otra etapa, claro que extraño mucho las salidas de antes, pero a lo mejor, como me sucedió con mis otras amigas, ya no tendríamos tema de conversación, pues no encuentro tema más interesante por el momento que contar que Alexiel ha descubierto que puede meter y sacar la lengua cuantas veces quiera, que ya no se mete la mano a la boca para chuparla, sino que ahora saca la lengua e intenta chupar su mano fuera de la boca, que ya va a comer papillas de zanahoria, que ya siento que es un niño grande, que me muero de la emoción porque he comprado un aparatejo para moler sus verduras, que me está empezando a dar harta flojera pensar que ahora sí voy a estar lavando como loca su ropa... que estoy feliz de tener en mi vida a Alexiel, aunque nunca antes pensé que tener un hijo me haría tan feliz.

Tengo un libro que se llama El primer año en la vida del bebé que habla justamente de este tipo de cuestiones (bendito sea el día en que Rosy, la esposa de un amigo de Luis) me prestó ese fabuloso libro que responde a mil preguntas de la madre primeriza. Lo que dice es que efectivamente a una, como madre, ya no le interesan tanto otros temas que no tengan que ver con su hijo, es una cuestión natural, no es que una se haga más mensa (o al menos eso quiero pensar), es simplemente que el punto central de atención cambia drásticamente y es algo inevitable. Incluso me he dado cuenta que a veces con Rebeca (de Público) me pongo a hablar de mi hijo en lugar de... no sé... hablar quizá de la súper nota del momento o de lo ojetes que son los editores o cualquier otra cosa.

Ni hablar... así son las cosas hoy.

Eso sí, nadie quita de mi memoria los maravillosos recuerdos que tengo de lo vivido con Liliana y Mariana. Los tours nocturnos por el Calavera, La Santa, La Mutualista, El Lido, el A dónde, el Prana, el Circus, Caudillos, Mónicas, Angels... el choquesillo en el Seven de Juárez y Enrique Díaz de León que nos dio para comprarnos una chelas en la Mutua y echarnos alguno de los deliciosos platillos que nos ofrecía Chuy... las veladas en el depa de Mariana con canciones entrañables de Miranda, Belanova y hasta Marisela... el día que descubrimos que con una canción de David Bowie las chelas estaban al dos por uno en el Calavera... los amaneceres en el Prana y la continuación de la mini fiesta en el depa de Lili... Sí... lo añoro, lo extraño y lo revivo de vez en vez en mi mente.

Pero hoy soy ésta... la que está en la foto sosteniendo a un niño hermoso... a mi querido Alexiel.

2 comentarios:

Juan Pablo Trejo Gonzalez. dijo...

Hola soy de zapopan y checaba los blogger de los paisanos entre al tuyo y que te puedo decir excelnte redaccion y un niño hermoso. quiero aprovechar para dejarte un comercial, doy masajes de relajacion a domicilio cuando gustes requerir de mis servicios en mi blogger tengo todos mis datos telefono, costo y todo lo demas de antemano te agradesco las atenciones de que fui objeto y nuevamente felicidades por tu bebe.

El Corazón de Chiara dijo...

Te ves de lo más linda de mamá!!
De verdad que te sienta muy bien.
Yo siento lo mismo en mis charlas, jiji... pero dale, que también son divertidas y estoy segura que igual que yo no lo cambiarías por nada, ji.

Un abrazo!