martes, mayo 27, 2008

AKSENTI IVANOVICH

El jueves pasado Aurora me mandó un correo que había enviado Alicia Yapur; decía que develarían una placa "in memoriam" por 150 funciones de Aksenti Ivanovich, adaptación de El diario de un loco de Nicolai Gogol, a cargo de Mario Rosillo.

De inmediato vino a mi mente una función en la Puerta 22 hace algunos años, ni siquiera puedo precisar cuántos. Me vi sentada en una mesa cercana al escenario y delante de mi a un hombre volviéndose loco y contagiándome con su locura, llevándome de la mano por diversos estados de ánimo.

Pocas veces una tiene la posibilidad de recordar actuaciones tan maravillosas como aquella. En el escenario de aquél recuerdo remoto estaba Mario Rosillo. Fue la única vez que lo ví, pero con ésa bastó para que al leer el correo sintiera una sorpresa enorme. De inmediato le llamé a Alicia para ver qué había pasado, quedamos de vernos al día siguiente. Fui a su casa y me contó que Mario había muerto el 22 de febrero pasado. Me puse triste, sobre todo por ver el estado de ánimo de Alicia.

Me hubiera gustado conocer a Mario Rosillo. Alicia me contó muchas cosas de él, un hombre bueno y amigo de toda la gente, al menos la que encontraba a su paso al salir de su casa. Un teatrista alejado de las grillas del teatro y dedicado únicamente a sus dos chambas: el trabajo escénico y el pictórico.
El lunes se celebró la develación de ésa placa y un breve homenaje a la memoria de Mario Rosillo; fue poca gente y eso lo lamenté mucho. Es una pena que la gente que dedicó su vida al arte muera y nadie se moleste en recordarlo, ni siquiera los compañeros que compartieron algo, al menos la chamba.
Sin embargo fue chido ver a Alicia Yapur mantener su rostro apacible, evitando llorar. Al terminar el acto me acerqué y la abracé, como en agradecimiento por haberme permitido conocer a una figura importante en el teatro, un gran actor que pude ver en escena, un hombre -un canceriano- con el que me hubiera gustado conversar.
La velada, durante la cual se presentó un video, me hizo recordar y añorar otras cosas, por ejemplo, la Casa de Teatro El Venero, un espacio teatral que aseguraba siempre una buena obra de artes escénicas. Es una lástima que haya cerrado... y en el mismo tenor de los buenos actores, viene a mi mente Héctor Caro.
En fin... así es la vida ¿no? Al menos me puedo jactar de tener aún en la memoria a un estupendo Aksenti Ivanovich, a una casa de culto teatral y a un amigo que debe estar haciendo de las suyas por otros escenarios.
Hoy no hay foto.

domingo, mayo 25, 2008

LA COMPA-ÑERA

No recuerdo en qué momento comenzamos a hacernos amigas Érika y yo... fue tal vez en cuarto semestre de la prepa, cuando "estudiábamos" Turismo en Cecytva, por a'i del año de hace ya un buen rato; cuando quizá apenas comenzábamos a definir nuestras súper interesantes personalidades.
Antes de entablar relación, recuerdo haberla visto con frecuencia en las nieves Bing que estaban a la vuelta de mi casa. A veces la encontraba en la fila delante de mi y simplemente le decía a mi hermana o mi mamá: "Ella es mi compañera en la escuela". Y si nos veíamos cara a cara, apenas nos dirigíamos una sonrisilla.
Ella era amiga de unas chavas medio "nerds" (Alejandra, Sonia y Zobeida); yo me "juntaba" con otro grupo de amigas (Lucero, Fernanda, Natalia, Gina, Zarel, Abigail, América y Olivia, las menciono a todas, porque no recuerdo en qué momento de la prepa fue y la verdad es que algunas fueron desapareciendo semestre a semestre). Al final, Érika fue dejando poco a poco a aquellas muchachillas y empezó a echar más relajillo con nosotras.
Alejandro Mora le puso el mote de "Chola", porque se apellida "Cholico", y desde entonces yo sigo llamándola así.
Creo que fue cuando hicimos nuestras prácticas profesionales en el "Kluth" Atlas Colomos cuando empezamos a convivir más, incluso a veces hacíamos nuestras "pintas internas" o nos dábamos el rol de un lado a otro del lugar como si fuéramos socias: desayunábamos en la terraza, comíamos en la cocina de empleados, nos echábamos un capuchino y un pan en el restauran formal y luego nos íbamos al bar a tomarnos un coctelillo y unas papas con jugo maggi, salsa inglesa, limón, sal y chile. Sin duda ahí comenzó la historia con mi mejor amiga, mi hermana, mi "compa-ñera", como ella nos nombró.
Después de la prepa, cuando ambas estábamos en universidades distintas, nos veíamos al menos un dia la semana para echarnos un cafecín y platicar los cambios en nuestras vidas. Íbamos al Vips de Vallarta y Sanzio; yo pasaba por ella (vivíamos en la misma colonia) y en el camino hablábamos de tonterías, esperando a estar sentadas frente a nuestra taza de café para comenzar a contarnos las cosas importantes. Esa dinámica la seguimos haciendo a la fecha.
Juntas hemos vivido muchas experiencias, quizá la más importante ha sido dejar la casa de nuestros padres para irnos a vivir juntas "las mieles" de la independencia. Eso sucedió en octubre de 2002, al menos en mi caso, porque ella se adelantó un mes en lo que yo preparaba psicológicamente a mis papás para tal situación.
Vivimos durante seis meses en un departamento que estaba en casa de la fregada, el rumbo era medio feo, más allá del Soriana que está en Plza San Isidro (situada a un costado del CUCEA). Todos los domingos a tempranas horas de la mañana nos despertaban unos vecinos de los departamentos de enfrente, que escuchaban banda a todo volumen. Sin embargo nos gustaba el lugar. El depa tenía tres recámaras, una de ellas se convirtió en nuestro estudio y daba a una enorme área verde... incluso se veían (y olían) algunas vaquitas por ahí.
Después de una serie de problemas con la monita que nos rentaba el depa en la fabulosa cantidad de mil 200 pesos, decidimos dejar aquella vista para cambiarnos a un departamento mejor ubicado. Érika se enteró de éste por unos amigos que vivían en ese edificio, ubicado en Residencial Victoria. La renta era más elevada, tenía tan solo dos recámaras, pero la concina estaba separada de la sala-comedor y el patio era un poquitín más grande. Lo más importante era que estaba en la civilización.
Tardaron un mes en entregarnos el depa y de no haber sido porque le dijimos al administrados que nosotros nos encargábamos de la pintada de las paredes, seguro habríamos tenido que esperar más. Llegamos ahí en mayo de 2003.
Vivir con Érika fue una experiencia agradable, aunque había algunos detallitos que no me hacían muy feliz, sin embargo nos acomodamos muy bien, hacíamos la talacha dividiendo el depa en dos bloques y cocinábamos juntas, hasta que la "Cholix" decidió hacerse vegetariana, entonces cada quien compraba sus cosas y cocinaba sus comidas.
A veces nos veíamos poco, por la diferencia de horarios de nuestros trabajos, pero muchas veces coincidíamos los jueves para echarnos un cafecín o una chelilla con papas, y entonces, como cuando estábamos en la universidá, nos contábamos qué estaba sucediendo en nuestra vidas.
Entre las cosas emocionantes que hemos vivido, y que de hecho comentábamos el martes pasado (cuando nos vimos para tomarnos una chelilla y darnos una manita de gato), están las fiestas que comenzamos a frecuentar. Fue en este nuevo depa cuando fuimos a la primera de ellas en Jocotepec. Tocaba Sesto Sento y para nosotras resultó una experiencia extremadamente emocionante. Compramos con semanas de anticipación los boletos y preparamos con emoción la ropa que usaríamos para el magno evento, aunque no teníamos idea de cómo sería éste.
Esto se nos hizo costumbre, cada vez que nos íbamos de fiesta pasábamos la misma emoción (y creo que seguimos con ese mood).
Justo el martes le decía a Érika que las fiestas han sido muy importantes para mi y para nuestra relación de amigas (al menos desde mi perspectiva), porque por una parte, fue en ellas cuando empecé a liberar mi espíritu y dejarme llevar por la música y la energía, y por otra parte, ahí -con toda esa fuerza en el ambiente- nuestra amistad de alguna forma también se reforzó.
Érika dejó el depa para irse a una de sus cosillas en los Yunaites; fuimos a nuestra última fiesta -de esa etapa- juntas y ahí conocí a Luis. Un año después regresó y coincidió con un depa del mismo edificio que acababa de desocuparse, así nos hicimos vecinas, pero ya éramos hermanas desde antes.
Ella es mi mejor amiga, la que me ha aguntado con este genio que me cargo, con todo el sentimentalismo que soy capaz de expresar y guardarme en lo más profundo de mi ser, con mis comentarios duros a veces e irónicos con más frecuencia. Hemos vivido millones de cosas juntas, hemos crecido, nos hemos caído y levantado trillones de veces.
La Chola es una Compa-Ñera de neta, como pocas las hay... de hecho, es única.



* Aquí estamos juntas, hace como cuatro o cinco años, un 25 de julio, en el Día fuera del Tiempo; en un lugar que no recuerdo cómo se llama, pero donde nos picaron unos animalejos que se llaman "rastreros". Justo antes de tomarnos esta foto nos "leyeron" nuestro kin: ella, Sol Cósmico Amarillo; y yo, Serpiente Planetaria Roja.

sábado, mayo 24, 2008

¿QUÉ QUIERE LA NIÑA FRESA?

El 9 de mayo fue el cumpleaños de Montse (un día después del cumple de "maicora"). Jairo -alias el "Pitairo"-, su novio, le organizó una fiesta sorpresa -aunque en realidad fue una reunión y ni tan sorpresa, pues alguien del periódico tuvo la ocurrencia de advertirle lo que sucedería por la noche-, así que al salir de la chamba nos fuimos felices y contentos a su casa.
Creo que era algo que teníamos ganas de hacer, o al menos yo, pues había muchas expectativas con respecto a la casa de Montse.
Karelia iba a pasar por Ale y Lalo se fue conmigo; quedamos de vernos en la gasolinera que está por la carretera a la base aérea y cuando llegamos tuvimos que esperar mil siglos a que llegaran las muchachas (alias "las gorditas"). No sé si fue el ir y venir de tantos coches y camiones y gente fea, lo que me hizo sentirme del nabo, el estómago se me revolvió, me empezó a doler la cabeza y comencé a pensar en lo lindo (y desagradable al mismo tiemo) que sería vomita un poquitín.
Finalmente, después de un laaaaargo rato, llegaron al lugar Karelia y Ale y nos fuimos a la casa de Montse en Valle Real.
Después de haber vomitado el pastel del cumpleaños de la susodicha en un terreno frente a la casa de you know who, entramos al cantón- que la verdad yo me imaginaba más acá- y nos topamos con los amigos de la gordis. La verdad es que fue un poco incómodo, yo no dudo que los compas de Montse sean buena onda, pero es en esos momentos cuando uno piensa que hay clases o niveles o como se quiera llamar a eso. El hecho es que fue súper evidente como se formaron dos bloques de gente y no es que ellos nos hayan abierto, sino que nosotros tampoco quisimos entablar relación alguna con ellos... porque, ¿de qué cuernos podríamos hablar?
Entre el malestar estomacal y el malestar social, decidí irme poco después de que llegó Montse y las personas gritaron "¡sorpresa!! (como si lo fuera); Lalo se fue conmigo, pero antes hicimos como que brincamos en una cama elásticas que estaba en el terreno en que tuve a bien vomitar y luego nos fuimos despacito "milando" con detenimiento las casas de esa colonia tan acá.
Después, cuando iba yo solita en el coche, me puse a pensar que es impresionante cómo hace Montse para encajar con ésa gente (sus amigos fresas) y ésta otra gente (nosotros, que también tenemos algo de fresas, nomás que sin dinero). Al final, todo depende del cristal con que se mire, pues la freses para mi es una actitud y en todo caso podría decir que, con base en esa definición, Montse no lo es, aunque a veces echa abajo mi tesis cuando cuenta que estuvo un poco triste y que por ello decidió tragarse 200 pesos de chocolates Arnoldi (¡o sea!).
Montse me cae bien, aunque hay algunas cosillas que no me encantan de ella (a lo mejor es porque me siento un poco reflejada).
La verdad es que Montse tiene buenos sentimientos, es buena persona, pero a veces se tira al drama de una manera impresionante. Creo que magnifica las cosas y a veces, me parece que libra arduas batallas contra su explosividad, lo cual es bueno, pues supongo que eso le ayudará a mantener a más gente a su lado (eso lo aprendí yo también después de muchos años).
Creo que justo ahora se encuentra ante una de esas pruebas de resistencia y en verdad espero que todo le salga bien.
A veces, cuando me cuenta cosas no sé qué decirle, pero la escucho y espero que con eso baste.
Montse es una chava que se sabe dar, se preocupa por quienes están a su alrededor, aunque a veces no quiera saber de ellos.
Ahora que por otro lado, también creo que dada su explosividad es una vieja bien cabrona y no porque sea ojete y ande por la vida haciendo cosas en contra de las otras personas, a lo que voy es a que me parece que puede ser súper hiriente. A veces una se asusta de tener amigos así, pero la verdad me parece mejor encontrar en alguien como Montse (y en cualquier amigo) estas dos fuertes energías, como si se tratase de un volcán, pasivo en momentos, pero que sabes que en cualquier lapso puede hacer explosión y arrasar hasta con tu vida.
Sin embargo, debo confesar que no tengo mucho qué decir de Montse... la neta es que la conozco poco, así que de repente me siento perdida y no sé qué decir, por eso decidí tomarme tanto tiempo para escribir, para pensar bien en qué es lo que diría. Ayer decidí que ya era el momento, pero ahora que estoy aquí no sé qué decir, salvo que sé que es una chava que se preocupa por los demás, que tiene un corazón enorme -que se rompe con facilidad- y que a veces añora lo que ya ha pasado.
En fin, el hecho es que ésta fresa, como las otras dos (Karelia y Ale) y el oprobio, me cae re-bien, así que who cares.
Obviamente la de la foto es Montse, de súper pose, aunque se esforzó para parecer natural. Como dije, el 9 de mayo fue su cumpleaños y ya alcanzó sus felices 28 (¡Qué capacidad tengo de tener amigos más chicos que yo!).

viernes, mayo 23, 2008

¿QUÉ ESTÁS PENSANDO?

Por la mañana cuando vamos a la guardería, Alexiel se queda en silencio. El sol entra por su ventana y lo toca sutilmente. Él observa tranquilo a través del cristal.
Generalmente escuchamos algo de GMS, Infected Mushroom, Alien Project, Talamasca, Astrix o algo más tranquilo como Covenant, And One, Clan of Xymox, Lacrimosa o The Cure. Todo el camino voy cantando o contándole lo que haré durante el día. Pero pocas veces me responde.
Cuando me detengo en una luz roja, volteó hacia atrás y lo miro. Supongo que él siente mi mirada y me regresa la suya. Sonríe un poco y apenas avanza de nuevo el coche regresa la vista a la ventana.
Entonces pienso para mis adentros: "¿Qué estará pensando Alexiel? ¿Cómo se verá el mundo desde su ventana? ¿Cuáles son los colores que observa?". Nunca encuentro una respuesta, pero me gusta verlo apacible, con sus ojos atentos al mundo e iluminado por la luz del sol.


jueves, mayo 01, 2008

EL LUCHADOR

Desde hace varios días había visto en la puesta de entrada de la guardería que habría una fiesta para los niños el 30 de abril y que debían ir disfrazados, pues habría concurso y toda la cosa.

A partir de ese momento comencé a quebrarme la cabeza pensando de qué podría disfrazar a Alexiel. Obviamente en un momento pensé que para qué cuernos, pues a fin de cuentas él ni cuenta se daría de si traía o no disfraz, pero luego pensé que las muchachas de la guardería sí se darían cuenta y pensarían que qué mal pedo que no lo llevé disfrazado.

Le conté a Luis y él sugirió que le pusiera un trajesillo de zebra que le dio "su cuñis, su cuñis", pues la verdad no he tenido oportunidad de ponérselo. Yo le dije que ni al caso, pues se trata de una sudadera y un pantalón bastante calientes con los que mi pobre hijolín se iba a cocer. Así que en definitiva estuvo cancelada esa opción.

En mis diarias visitas al centro tuve oportunidad de echar un rol por diversas tiendas de disfraces y no encontré nada apto para él, había puras cochinaditas para niñas (flores, abejas, mariposas y demás ñoñadas) y algunas más para niños (súper héroes súper chafas y animalitos feos). El caso es que no salió nada, pero se me fue ocurriendo la idea de inventarme un disfraz o dos. Uno de ellos fue un "cúpido", para eso bastaba con el pañal, un arco que podía comprar en alguna de las tiendas de Juan Manuel y unas alas (ya había visto unas). La otra opción era de luchador, pero uno no existente en el mundo de las luchas, y ésa fue la mejor opción, pues Alexiel tenía unas pantalones blancos y una camiseta sin mangas, sólo me faltaba un calzón y mis compañeros del trabajo me recomendaron una capa, la cual hice con un retazo de tela y ya.

Así vestí a Alexiel el miércoles, y la verdad se veía muy bien. Encontré unos calzones que combinaban perfecto con sus calcetines y sus tenis, y la capa, aunque era de distinto tono, le lucía bastante bien.

No ganó nada y seguro ni cuenta se dio de que iba "disfrazado", aunque sí noto que traía una cosa algo incómoda al cuello.

¡Uy, quedó tan lindo mi hijolín!

...y para muestra -como siempre- un par de fotos a continuación.





En casa...












...en la guardería.