lunes, abril 27, 2009

ALERTA ROJA



¡Corran por sus vidas... la influenza nos ataca!


Y entonces, muy al estilo de Exterminio, llegan unos seres tipo zombies bestiales que se empiezan a cargar a los pobres ilusos que no alcanzaron a correr o que simplemente no tienen un cubrebocas... ah, porque contra este terrible virus no hay mejor repelente que un cubrebocas -causa el mismo efecto que la cruz o el agua bendita con el terrible Drácula-, quienes lo traen están completamente a salvo del maldito demonio que quién sabe cómo llegó a esta tierra de paz y armonía.


Pero no se alarmen... cierto es que jamás en la vida se ha muerto gente a causa de ninguna otra enfermedad como ha sucedido con esta cepa, al menos no que yo sepa, ni que el gobierno sepa, ni que las autoridades sanitarias sepan, ni nadie en este bonito país... el hecho es que todo está absolutamente controlado, siempre y cuando se lancen como locos a las farmacias y tiendas de autoservicio a hacerse de sus cubrebocas, esenciales -de verdad esenciales- para conservar sus cuerpecitos... y claro, no saluden de beso, ni de mano; no vayan a lugares donde haya multitudes (chin, y yo que fui esta mañana a una súper rueda de prensa con hartos reporteros) y no se vacunen... NO, NO NO. Pero lo más importante, deveras deveritas, no se alarmen.


La verdad es que me muero de la risa con tanto drama. Y es que parece una película al más puro estilo del Santo contra los "zombis", nomás que lamentablemente no tenemos al Santo de nuestro lado para que nos libere de esta terrible plaga... ni siquiera al Chapulín colorado, ¡caray!


Justo ahora hay un mensaje del secretario de Salud en el ámbito federal (que por cierto habla un buen inglés) y dice que en la mayoría de los estados del país no hay ninguna confirmación de influenza... bueno, yo digo, porque no basta con recomendar a la gente que se cuide, pero sin tirarse al drama de que la súper epidemia nos va a exterminar. Aunque claro, debo decir que eso tiene que ver más con los medios que con las propias autoridades.


En fin, que me da risa, sí; que me parece exagerado y una forma de alarmar a la población; que no creo que eso ayude a la gente a cuidarse; que quizá la cercanía con Estados Unidos nos está dando en la madre... vamos, que yo me pregunto ¿por qué debemos hacer de la nuestra una sociedad del miedo como la de aquellos que habitan hacia el norte?


Chale... este antrax a la mexicana ya me esta cansando.


Aunque, claro que para muchas personas tiene su lado bueno: no hay clases, incluso en estados donde no se han confirmado casos de este tipo.


Bueno, pues que lo gocen los que no tienen nada qué hacer y que por ello, podrán continuar alamándose en sus casas.


Ah... y ¡arriba los cubrebocas que nos salvarán de esta epidemia!

martes, abril 07, 2009

YO VISTO DE NEGRO


De verdad que no entiendo qué le pasa a la gente, digo, si no hay necesidad de quedar bien (ni posibilidad siquiera) para que le vienen a una con mamadas como "¡estás adelgazando mogollón!".

O sea, eso en nada ayudará a mejorar las relaciones interpersonales y no deja de ser una gran mentira.

Justo eso me dijo el otro día una de ésas personas que dicen cosas nomás por decir y en el momento menos apropiado. Yo me pesé el día anterior y me dí cuenta de la ya evidente realidad, estoy algo, un poquitín (harto), pasadilla de mi peso (jajaja, no se oye tan mal, no?), y luego me vienen con que "el otro día que te vi (o te tijeree), me dí cuenta de que estás adelgazando". Claro, eso viene genial cuando una se siente del nabo...pero si no viene a caso, mejor ni decirlo.

En fin, que con ésa gente no se puede y punto!

De cualquier forma yo sigo vistiendo de negro pa'que la realidad no se note tal cual es... muy triste.

lunes, abril 06, 2009

"20 LITROS DE LA VERDE, DOS DE ACEITE DE TRANSMISIÓN..." o "LA FELIZ Y AMENA CHARLA DE 'ME DIJO-LE DIJE'"



La semana pasada fui a la gasolinera y le dije a la despachadora: "20 litros de la verde, dos litros de aceite para la transmisión y una botellita de líquido de frenos".


Me pidió la llave, abrió el tanque, puso la manguera en el "hoyito" y se fue por el aceite de transmisión. Abrí el cofre y dejó las botellas ahí y se fue por lo faltante. Regresó con líquido para... mmm, no sé, para otra cosa que no era lo que le pedí.


"No -le dije-, era de frenos".


"Perdón, pensé que me habías dicho...", y se fue por el correcto.


"Pues en qué estás pensando, mi chava", le dije, pero así nomás, sin ninguna intención.


"Es que fíjate que mi hijo de 18 años -me dijo- se peleó con mi cuñado... él cumplió 38 años en septiembre del año pasado".


Me quedé en shock. Chale, la doña quería platicar y pues ni modo, se me da eso de que me platiquen cosas.


"Le ganó mi hijo. Lo que pasa es que yo estoy separada de mi esposo desde hace 12 años y desde hace cinco somos pareja, y mi cuñado nunca se cuida de donde habla, y el otro día estaba en la tienda de por la casa y estaba hablando, casi gritando, cosas de mi y la novia de mi hijo lo escuchó. Entonces le dijo a mi hijo: 'tu tío está diciendo esto y esto de tu mamá'. Mi hijo se enojó mucho y me dijo, y yo le dije a mi cuñada que le dijera a su hermano que no estuviera diciendo cosas o que al menos se cuidara de dónde las dice".


"Claro", dije.


"Entonces mi cuñado, que estaba ahí, empezó a decirme de cosas y llegó mi hijo y le dijo que no estuviera diciendo cosas de mi y que me pidiera una disculpa, pero mi cuñado es bien hocicón, entonces retó a mi hijo y mi hijo le dijo 'órale'. Se quitó el reloj (el cuñado) y se los dio a un achichincle que anda siempre con él, y le dijo a mi hijo 'orita nomás te voy a dar dos putazos'; entonces lo retó y mi hijo le entró".


Me contó que el cuñado lo jalaba para que se partieran la madre en la calle, a plena avenida, como queriendo mostrar a todos que le iba a dar en toda la torre, pero su hijo lo jalaba hacia la banqueta. El caso es que ahí, en la calle, se empezaron a agarrar a moquetazos...


"Y en una de ésas, el achichincle le brincó a mi hijo a la espalda y lo agarró para que su tío (el del chavo) le pegara por adelante. Pero ahí estaba mi otro hijo, que es más grande, y lo agarró (al achichincle) y le dijo 'déjalos hijo de la chingada', y entonces su esposa (la del cuñado) también se quiso meter y yo la agarré: 'espérate cabrona' (le dijo)".


Al final, el hijo le dio en toda la "moder" al tío, "y ya mi suegra ni me habla".


Y entonces vino el examen: "Pero a ver, ¿quién tendría que defenderme?", me preguntó. "Pues... (moví la cabeza)...". "Claro, ¡mi pareja!", exclamó.


Como ya estaba tan compenetrada con la conversación, le pregunté si él estaba enterado del pleito callejero. "Claro que sabe, nomás que se hace pendejo. Pero mira, yo le voy a decir 'oye, qué onda... porque aquí tú debiste defenderme' y lo voy a mandar a la fregada".


"Claro -le dije otra vez-, porque si no lo ha hecho (defenderla) eso quiere decir que lo único que le importa es...".


"Sí... y pues así no, mejor que se vaya", dijo, cerró el cofre de la camioneta, me dio mis llaves y pagué.


"¿Ya ves por qué ando distraída?", me dijo.


"Sí, y con toda razón", le dije y nos despedimos.


¡¡¡Qué buen chal!!!