"Dile a las abuelas que dice Pedro Galindo que tienen un nieto sano", dijo el pediatra esta mañana al terminar la consulta mensual de Alexiel.
Creció cuatro centímetros ("Va a ser alto como sus papás", dijo la enfermera) y aumentó un kilo.
Todo en orden. Las dudas se solucionan rápido, tardé más tiempo en escribir en una hoja las preguntas básicas para el doctor. Prácticamente todo es normal. ¡Wow, lo que es no saber absolutamente nada de bebés! ...pero vamos aprendiendo.
A continuación los detalles:
* La leche (Nursoy) continúa en el menú; Galindo asegura que es un buen alimento para Alexiel y la verdad es que no tenemos quejas de ella (sólo que es medio carilla, pero ni hablar).
* Que de repente no respire bien o que emita algunos ronquidillos es absolutamente normal, porque está en una etapa de su vida en que todavía no se desarrollan algunos órganos de su cuerpo... y bueno, el caso es que hay que cuidar su nariz, más que con la pera con el "nasalub", que precisamente le lubrica la nariz para que respire mejor. Si se escucha el ronquidillo es recomendable levantarle un poco la cabeza si está acostado, o colocarle algo en la espalda para levantarlo un poqutín, si está sentado.
* La cangurera es buena también. Cero daño a sus piernas, su cadera y su espalda. Además he leído que es chida porque es una buena manera de traer al hijo de un lado a otro, logrando que se siente a gustis, pues está cerca de la madre (si es ella quien lo carga) y percibe los latidos del corazón que lo tranquilizan tanto.
* No pasa nada si duerme con los ojillos entreabiertos, simplemente hay niños que así son y otros que no... Galindo asegura que hay una serie de mitos con respecto a esto, pero que nel... nada que ver... quesque eso es "cosa de abuelitas".
* "Que la vena de la nariz unos días está más marcada que otros" ...pues nada, que eso también es normal, poco a poco se le ira borrando.
* A veces cuesta el trabajo del mundo hacerlo repetir y en la mayoría de los casos ni siquiera logra sacar un eructillo: "Está bien", dice Galindo, "conforme van creciendo van dejando de eructar".
Mientras yo pregunto y aclaro hasta la más torpe de mis dudas, Pedro Galindo analiza el oído de mi hijo, sus ojos, su boca... explora minuciosamente cada partecilla de su ser. Alexiel, que minutos antes estaba llorando porque le arrebaté la leche para empezar con la revisión, se queda tranquilo y parece, también, que lo mira analizándolo bajo sus propios estándares.
La consulta termina con esa linda frase: "Dile a las abuelas que dice Pedro Galindo que tienen un nieto sano". Yo me emociono... me hace muy feliz saber que el hijolín está bien.
Me quedo un rato en el pequeño consultorio mientras lo coloco en su silla y ajusto el arnés para que esté seguro. Me cuelgo mi bolsa y cargo en mi espalda la pañalera. Levanto con las dos manos el portabebé. Salgo del consultorio y uno de los médicos que trabajan con Galindo se ofrece a ayudarme con mi gran carga. Digo que no, "me vas a malacostumbrar y después tendrás que acompañrme para cargar todas mis cosas", le digo.
Finalmente llego a la sala de espera y aguardo un rato para poder pagar y hacer una nueva cita para Alexiel: 350 pesos por la consulta y un papelito en el que la recepcionista anota que el 9 de octubre habré de volver a las 10:00 horas.
Salgo y en la farmacia anexa al consultorio compró tres gomitas de lagartija (¡riquísimas!), una para cada miembro de mi pequeña familia. Alexiel me cede la suya porque no puede comer esas cosas aún... ¡Ups, lo olvidé! (jajaja)
Camino media cuadra y llego a la camioneta, subo al hijo en la parte trasera y le pongo el chupón para que se entretenga un rato en lo que llega la hora de comer de nuevo. Me subo, coloco el estéreo y prendo el coche. Con el disco Chill in India Alexiel se duerme hasta llegar a la casa de los padres. Despierta y ¡a comer!
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