viernes, junio 15, 2007

EL SEÑOR DORMIDO

Anoche Luis y yo fuimos a casa de Norma y Robert con la intención de ver al pequeño Amadeus. Habíamos quedado de estar ahí entre 8:30 y 9, pero se nos hizo un poco más tarde porque Luis quería llevarle a Robert nueva música para su disfrute.
Nos detuvimos en un Oxxo para comprar algo: un six de chelas y un par de tés helados, porque no sabíamos si Norma podía tomar o no.
Después de meternos en la calle incorrecta y medio perdernos -al menos así me sentía yo-, llegamos a la casa. Luis estacionó el coche, nos bajamos, tocamos y nos abrió Norma. Robert bajó unos minutos después con Amadeus en brazos... un niño hermoso.
Subimos después al segundo piso para ser testigos del ritual del baño. La recámara de Norma y Roberto se llena de calor, la ventana se cierra para evitar corrientes de aire que atraviesen el cuerpesillo del bebé; la ropa que portará el pequeñín se acomoda a un lado de él; la toalla es instalada en un lugar estratégico para poder tomarla con facilidad y envolver al niño al momento de sacarlo de la tina, la cual debe tener cierta cantidad de agua calientita: "Metes el codo para checar que no esté muy caliente el agua", advierte el maestro Roberto, pues supongo que él será uno de los padres a los que llamemos cuando tengamos dudas.
Mientras Robert va del baño al cuarto con agua y más agua, Norma comienza a desvertir a Amadeus... él, tranquilo y moviendo sus brazos y piernas de un lado a otro, se me queda mirando con unos ojotes lindos.
Finalmente llega el momento del chapuzón. Roberto sostiene el cuerpo del bebé envuelto en una pequeña sábana y primero le lavan el cabello, la sábana es expulsada y proceden a meter todo el cuerpo. Cero llanto. Sólo tranquilidad, incluso cuando Roberto lo coloca boca abajo para lavar su espalda.
Después de un rato y una selección musical adecuada para tranquilizar al pequeñín, Amadeus es envuelto en su toalla y colocado en la cama donde se procederá a ponerle su pijama, pasando antes por un trágico ritual: el medicinal, que consiste en echarle en cada fosa nasal un chorrito de agua para que pueda respirar por la noche. Eso no le gusta a Amadeus... pero tampoco le gusta a Norma y Robert. Aimeé y Luis tampoco disfrutan el momento.
La hora de la comida llega un poquitín más tarde... cuatro onzas de leche antes de caer en el sueño, algunas palmadas en la espalda para que eructe y evitar con ello que el bebé vomité en su cama y suceda algo terrible. Más que darle palmadas Norma lo acaricia... yo también lo haría... está tan pequeño que parece que se romperá. Robert le hace con más fuerza, como les enseñó el pediatra por la tarde.
Norma lo sostiene en sus brazos y Amadeus se queda completamente dormido... se le hace un poco de papada, parece un señor dormido... un señor borracho que se ha quedado dormido. Nos reímos mucho mientras él duerme. De repente despierta, pero del mismo modo en que lo haría alguien que todavía trae el revoltijo del alcohol en sus venas... en verdad, parece un señor que se ha quedado dormido después de una larga fiesta.
"Sí parece un señor", dice Norma. "Lo peinamos de ladito y parece un licenciado". Jajaja... reímos todos y él ni si inmuta.
Norma le cubre la cabeza con una cobijita verde y entonces el señor dormido de convierte en virgensito. Después de un rato es llevado a su cuna. "Hay que ponerlo de lado", explica Roberto. Luis lo acompaña y ve el procedimiento. Para entonces yo estoy sentada y me representa un verdadero cuete levantarme a ver ese otro ritual.
Platicamos un rato, ahí arriba, sin alejarnos demasiado del bebé. Unas horas después el sueño me atrapa y Luis y yo salimos de su casa con destino a la nuestra.
Fue un momento grato. A mí me urge conocer a mi Alien.
* Hoy no hay imagen... ningún wallpaper de anime se asemeja al señor dormido... tampoco hay foto, porque no la tomé. Pero prometo que en la próxima ocasión que me encuentre con ese lindo ser, se la tomaré para insertarla en este espacio.

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